Saturday 23 August 2008

De huérfanos y tibiezas..

Bajo la lluvia intermitente, perdida como de costumbre en las calles, caminaba por Florencia, asombrada.
El silencio y la soledad que había saboreado al llegar con el tren a las 5 de la mañana, habían sido reemplazados por el bullicio de los turistas.
Admiré una y otra vez el Duomo, la piazza... me imaginé a Savonarola allí, desafiando a la gente y a la hoguera.. pensé en los otros condenados, las anónimas víctimas de la incomprensión, de la intolerancia, de la violencia ejercida por aquellos que decían creer en la justicia y la paz...
Temblé... no sé si fue la llovizna, o los recuerdos de un pasado que no había vivido... tal vez fue la belleza de la arquitectura, de los monumentos..

Seguí mi camino y llegué al mercado. Los políglotas vendedores, ofreciendo cueros, ropa... voceando maravillas por pocos euros.. Compré un echarpe de seda y me alejé.
El cielo se abría en un tímido sol.. de repente, en una de esas calles, apareció un edificio increíble. Lo sencillo de las formas me atrajo inmediatamente. Unos arcos, una escalinata...
Entonces, los vi.

Contrastando con el gris verdoso de la piedra y el blanco del revoque de la fachada, había algunos medallones de terracota esmaltada en blanco y celeste turquesa... Contra un fondo quebrado, figuras de bebés, fajados a la antigua, con los brazos abiertos, esperando...
Los observé un rato.. me impresionaron. Los fotografié, sabiendo de antemano que no iba a poder mostrar en una imagen lo que sentía.
Cuando iba a leer el cartel, para saber más sobre ese edificio, mis ojos encontraron los de una mujer, ya anciana, sentada en la escalinata, con algunas palomas alrededor.
Me sonrió, y abriendo los brazos, casi en la misma postura de esos bebés, me dijo:
- ¡La ciudad y sus historias!
Intrigada, me acerqué.
-L’ospedale degli innocenti, ahí esta usted ahora- siguió- En el 1500, los mercaderes de la seda, lo hicieron construir para recibir a los huérfanos, a los abandonados.. para educarlos y darles un oficio.

Me senté a su lado, mientras me seguía contando sobre la historia de ese “spedale” como le decía. Había sido la primera institución en ese lado del mundo, dedicada a la ayuda a los chicos.. Aún en la actualidad, seguía trabajando, dando subsidios para la infancia. Y mientras la mujer hablaba, la imagen de esos bebés, en el pórtico, no me abandonaba.
-¡Cuánto sabe realmente de la historia de la ciudad, señora!- le dije
-No demasiado- me contestó- pero me gusta este lugar. Vengo muy seguido a sentarme aquí, a estar con las palomas.. y algunos recuerdos.

Se levantó... se sonrió, nuevamente, y me dijo:
-Mi familia se dedica a la seda desde hace generaciones... pero aquí empezó todo, conmigo. En esta escalinata, fui recogida al ser abandonada, aquí me educaron en el oficio de la seda, me eligieron un marido, y me dieron una dote a los quince años para comenzar el negocio.. ¿Qué hubiera sido de mí en esa época, si este lugar no hubiera existido?..

Me levanté yo también.. seguía pensando en la historia del lugar .. miré nuevamente a los bebes de terracota.. y ahí me di cuenta: ¿Qué me había dicho? : “ desde generaciones.. aquella época..”
La volví a mirar, pero ya no estaba...
Tirité nuevamente... había entendido!

Saque el echarpe de la mochila, me lo puse al cuello..
El frío contacto de la seda, me entibió el corazón.

No comments: